Aunque los 75 años puede ser el promedio de vida en México, no todos llegan a esa edad. Por ello, el que yo haya llegado a esa edad, por un lado, puede parecer que ya me estoy haciendo viejo y una carga para la sociedad pero, por otro, cuando uno todavía tiene algo de salud y buena compañía en la vida, entonces se convierte en un gran momento para celebrar. Un recuerdo especial me queda de Don Pablo González Casanova que acaba de morir a los 101 años de edad, con una vida tan productiva y con tantos aportes para construir un México con mejor desarrollo social. Me congratulo de seguir con vida pero todavía con capacidad de seguir aportando algo a mi familia, a mis alumnos, a mis colegas investigadores de ciencias sociales y a la sociedad en general. De esta manera, comparto algunas simples reflexiones que me han surgido pensando en el tiempo ya vivido y en muchas cosas que todavía aparecen como proyectos de vida.
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